Cuando se firma un contrato de alquiler, tanto el propietario como el inquilino buscan garantías que aseguren el cumplimiento de las obligaciones acordadas. Una de las herramientas más comunes en el mercado de alquiler es la figura del avalista, que actúa como respaldo adicional en caso de impago o incumplimiento por parte del inquilino. Pero ¿qué es exactamente un avalista, cuándo es necesario y qué responsabilidades conlleva? Aquí te lo explicamos.
¿Qué es un avalista?
Un avalista es una persona (o en algunos casos, una entidad) que se compromete a asumir las responsabilidades del inquilino, personal y solidariamente, si éste no puede cumplir con las obligaciones del contrato de alquiler. En términos simples, si el inquilino no paga la renta o incurre en otros incumplimientos, el avalista será responsable de cubrir dichos pagos o cumplir con los términos estipulados en el contrato. La figura del avalista se utiliza para dar una seguridad extra al propietario, especialmente cuando los inquilinos son jóvenes, no cuentan con un historial financiero sólido, o tienen ingresos inestables. Esta garantía es una forma de asegurar que el propietario no sufrirá pérdidas en caso de que el inquilino no cumpla.
¿Cuándo es necesario un avalista?
Aunque no es un requisito obligatorio en todos los contratos de alquiler, el avalista es comúnmente solicitado en las siguientes situaciones:
- Jóvenes inquilinos o estudiantes: Si el inquilino es joven, no tiene empleo fijo o es estudiante, el propietario puede solicitar un avalista, generalmente uno de los padres o un familiar.
- Inquilinos sin historial crediticio o laboral: Si el arrendatario no tiene un historial de empleo estable o ingresos demostrables, el avalista se convierte en una garantía para el propietario.
- Contratos de larga duración o altos alquileres: En contratos donde el alquiler es elevado o se trata de arrendamientos de larga duración, algunos propietarios pueden preferir contar con un avalista como respaldo adicional.
¿Qué responsabilidades tiene el avalista?
El avalista asume la misma responsabilidad que el inquilino en cuanto al cumplimiento del contrato de alquiler. Esto significa que, en caso de que el inquilino incumpla con el pago de la renta, los gastos de suministros o cualquier otra obligación contractual, el avalista está legalmente obligado a responder. En resumen, el avalista puede ser considerado una «segunda garantía» para el propietario.
Las responsabilidades específicas del avalista incluyen:
- Pago de la renta: Si el inquilino deja de pagar el alquiler, el propietario puede reclamar este pago directamente al avalista.
- Costos adicionales: Además de la renta, el avalista puede verse obligado a cubrir otros costos asociados, como daños a la vivienda, gastos legales o facturas impagas de suministros (electricidad, agua, gas, etc.).
- Plazos extendidos: La obligación del avalista suele extenderse hasta que el contrato de alquiler finalice. Esto puede incluir prórrogas automáticas, por lo que es importante que el avalista revise los términos del contrato para saber hasta cuándo podría estar comprometido.
¿Qué riesgos tiene ser avalista?
Si bien ser avalista puede ayudar a un familiar o amigo a conseguir un alquiler, esta figura también conlleva riesgos importantes que deben ser considerados. Estos son algunos de los principales riesgos:
- Responsabilidad financiera directa: Si el inquilino no paga, el avalista deberá asumir el costo de la renta y cualquier deuda que haya contraído el inquilino durante el alquiler.
- Deterioro de la relación personal: Avalar a un amigo o familiar puede afectar la relación si surgen problemas financieros. Si el inquilino incumple, puede causar tensiones entre las partes.
- Impacto en la solvencia del avalista: En caso de incumplimiento, el avalista puede enfrentar consecuencias legales o tener dificultades para obtener préstamos en el futuro, ya que este compromiso puede aparecer en su historial crediticio.
¿Qué documentos necesita el avalista?
El propietario, o la agencia inmobiliaria, puede solicitar al avalista una serie de documentos para asegurarse de su solvencia y capacidad de asumir las responsabilidades del inquilino. Entre los documentos más comunes que pueden pedir están:
Certificados bancarios o patrimoniales, que demuestren la capacidad económica del avalista para cubrir el alquiler en caso necesario.
Copia del DNI o NIE.
Declaración de la renta del año anterior.
Contrato laboral o comprobante de ingresos.
¿Cómo limitar las responsabilidades como avalista?
Para aquellos que se ofrecen a ser avalistas, es importante asegurarse de que las responsabilidades estén claramente delimitadas en el contrato. Algunas formas de limitar el riesgo pueden incluir:
Revisar el contrato detenidamente: Asegúrate de que el contrato no incluya obligaciones adicionales que puedan aumentar el riesgo del avalista.
Fijar un límite máximo de responsabilidad: Es posible que el avalista negocie un límite en la cantidad máxima que está dispuesto a cubrir en caso de incumplimiento.
Establecer un plazo específico: En algunos casos, se puede acordar que el avalista solo sea responsable durante un periodo determinado del contrato, y no durante su totalidad.
Conclusión
La figura del avalista es una herramienta muy útil para los propietarios que buscan mayor seguridad en los contratos de alquiler. Sin embargo, tanto el inquilino como el avalista deben ser conscientes de las responsabilidades que conlleva este rol. Para los inquilinos, contar con un avalista puede ser la diferencia entre conseguir o no una vivienda, mientras que para los avalistas, es fundamental comprender los riesgos y obligaciones antes de asumir este compromiso. En todo caso, revisar los términos del contrato con detenimiento y buscar asesoramiento en tu agente inmobiliario de confianza, antes de firmar cualquier acuerdo, es clave para proteger los intereses tanto del inquilino como del avalista.